lunes, 28 de marzo de 2011

Perpendicular

  
   Me gusta rodearme de gente que me comprende,
pero nunca jamás seré un paralelogramo.

6 comentarios:

  1. Eso está muy bien. Aunque lo bueno de ser cuadrado es que hay muchos otros cuadraditos con los que encajar. Siendo una pieza de puzzle es más difícil encontrar amigos y amores ¿no crees?.

    Muy bonito el dibujo :).

    ResponderEliminar
  2. No del todo. Los cuadrados se parecen entre sí, pero no encajan. Sus caras son lisas, y resbalan. Se arriman, pero nunca llegan a ensamblarse en realidad.
    Cierto es que las piezas de un puzzle pululan a merced del arbitrio de la forma, del capricho anárquico de geometrías enfrentadas. Pero las piezas de un puzzle, si se resuelven cóncavas y convexas en un tiempo, de una vez, en un espacio concreto y diáfano, a diferencia del cuadrado, se imbrican, se acoplan y se arman, de modo que cada pieza deja de ser tal, y se explica el entramado, y todo lo demás se entiende, como lo haría un poeta, y no un geómetra.

    ResponderEliminar
  3. ¿Y qué tenemos de malo los paralelogramos, eh, di, eh? Fíjate, las aristas, sin ir más lejos, pueden servir para arañar el cielo, colgarse de una nube o sostener el tiempo.

    ResponderEliminar
  4. De acuerdo. Pero una pieza de puzzle pertenece a ese cielo, a esas nubes y a ese tiempo...todo depende del rompecabezas del que forme parte...y ¿qué hay más verdadero que eso?. Una pieza, como su propio concepto indica, es una parte del todo, y como tal, lleva una porción de ese particular universo: es cielo, es nube, es tiempo.

    Por otro lado...los paralelogramos, hasta donde yo sé, tienen un nombre...

    ResponderEliminar
  5. ¿Y cuál has elegido, hasta donde tú sabes, para no serlo?

    ResponderEliminar