Las ruedas brillantes de un Bugatti 55 se detienen en el pavimento húmedo y gris. Unos stilettos de charol rojo se clavan en la alfombra malva satinada que dirige al hall de entrada. El visón plateado acaricia sus intenciones curvilíneas y la acompaña hasta el vestíbulo.“Blue mulata” con soda y una escalera de color.
Su as en la manga : los deliciosos trayectos de sus pestañas postizas.
Su precio: jugosos brotes de oro blanco y aguamarina en un estuche negro de Cartier.
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http://www.revistaperiplo.com/numero%20VIII/PERIPLO%20ABRIL%202011.pdf
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