viernes, 27 de enero de 2012

Namida


  
  Cada lágrima que se le escapa por los carrillos refleja los neones de la ciudad de Kyoto y se posa en la moqueta como una pluma.

   Así es como Sayiko expulsa sus desperdicios.

   La moqueta, verde y rizada es su vertedero. Césped de migas de pan de gambas, reposo de la hebras de hilo de seda zhongguo zhou, sumidero y cloaca de las basuritas espirituales de todas las machiyas del distrito de Gion.

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