Devota del vino blanco, sierva de la luz rojiza de una habitación de hotel.
Víctima de profundas verborreas, de caldos viscerales, de ácidos alientos y del calor corporal.
Cansada de las piernas y de los peces.
Sus pechos inertes se derraman cada noche y cada tarde.
Han dejado de ser tiernos.
Me gustan esos brazos cruzados bajo la cabeza que bien podrían ser también una almohada. Y me gusta el equilibrio de ese muslo tan grueso. En fin, me gusta tu dibujo a tinta, me gustan tus dibujos coloreados y por si fuera, poco envidio tu capacidad de acompañarlos de tus propios textos.
ResponderEliminarNo me despiertes a la amanecida.
ResponderEliminarYa no hay desasosiego.
Que mi pan, y mis lágrimas, mi lecho y mis dolores
velo, calmada al fin, por fin dormida. C.
Muchas gracias marmotarroja. Gracias porque gracias a tus comentarios (y a los de C.)y a tu blog me animo a seguir escribiendo :)
ResponderEliminarPrecioso texto por cierto, C. =]
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