sábado, 6 de agosto de 2011

La Anacoreta

    
  El teléfono chilló. Se fue a la fiesta de los pavos reales y se dió a las patatas y al vino tinto de brick.
  Añoró el sofá, el té americano y el tarro de crema catalana entre sus muslos. Corrió a casa a ser eremita en una noche de Viernes.

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