El vuelo del globo rojo se entretiene en la farola de hierro fundido.
Otras veces viene a morirse al alféizar de mi ventana, a mi páramo particular, posada de nómadas y vagabundos que apuran el último bocado del pastel y se marchan siempre sin pagar la habitación.
Lozana de prietas trenzas, abrumadoramente tierna, trepando hasta su paisaje particular, su árbol sin sombra, cobijo de cristal y máscara del viento.
ResponderEliminarGracias una vez más, anónimo, por tu despliegue de imaginación y por convertirlo en preciosas palabras :).
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